Unas medidas muy bien tomadas antes de colocar los muebles
Haz un plano que te sirva para tener una idea clara de lo que mide la habitación y el lugar donde se sitúan las ventanas, puertas, radiadores y otros elementos que impidan que coloques algún mueble en la pared. Es importante ver cómo y hacia donde se abren las puertas y ventanas. Esto te será muy útil cuando tengas que elegir la altura de los muebles y dónde colocar los que tengan puertas.

Si dejas espacio libre en la habitación conseguirás dos cosas: moverte con comodidad y que el espacio parezca más grande. Calcula los muebles imprescindibles . Un sofá en lugar de dos o uno más grande. Puedes completar los asientos con sillas cómodas o puff, buscando el diseño y tamaño que dé sensación de ligereza. Una mesa de centro y alguna mesa auxiliar. Y una cómoda o mueble para guardar.
En la zona de comedor, una mesa redonda y extensible. La podrás abrir cuando la necesites y si es redonda podrás aprovechar para colocar más comensales al no tener que ceñirte a los ángulos.
Si tienes que guardar vajilla y manteles, divídelas entre un mueble de almacenaje, en el que puedes poner también la televisión, y la cómoda.
Unificar el color de paredes y muebles favorece la sensación de amplitud
Busca una base de color neutra para las paredes y elige los muebles en colores claros. Hay numerosas firmas que apuestan por estos colores y tienes para inspirarte el estilo nórdico de decoración o el francés Luis XVI.
Si te basas en una misma paleta de colores puedes superponer los tonos de los muebles y paredes. Para evitar un living monocromo juega con las texturas de los materiales y los textiles y da toques de colores intensos con almohadones y plaids.
Muebles pequeños en materiales ligeros
Escoger las piezas de mobiliario del menor tamaño posible y en materiales ligeros sin renunciar a que sean prácticas es fácil si te guías por las medidas que tomaste al principio.
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